Periodismo de viajes

1. Inmediatez de las redes sociales

Escribí este artículo hace unos dieciocho meses, hoy por hoy sigo pensando de la misma manera.
Viajamos y publicamos, de manera inmediata. La foto en Instagram, la continuidad de los mensajes en Twitter. La reproducción y repetición en Facebook y otras redes sociales. 
  Todo es rápido, trepidante. La propia página web se llena de reportajes y contenidos, porque si no eres capaz de seguir ese ritmo no estás al día. ¿Es realmente necesario? ¿Es obligatorio viajar y publicar al momento? ¿Es ese el espíritu viajero?
  Hay compañeros que se pasan el día viajando. Un viaje después de otro, y  cada viaje son varias postales en las redes sociales. 
  Yo no utilizo este sistema. Mi ritmo viajero es menor, cierto. Pero no siento la necesidad de la inmediatez. Más bien al revés. Hago el viaje, tomo notas, trabajo en la fotografía, y al regresar elaboro el reportaje que publicaré días más tarde, o tal vez al cabo de un mes o dos. 
  La continuidad de los viajes en las redes sociales es un tema para mí controvertido. Estar todo el día viajando y publicando sin pausa tiene algo sombrío. Me gustaría explicarlo bien y que no se me malinterpretase. Ver que alguien  está continuamente enchufado,  viajando, moviéndose, me produce cierta vergüenza ajena. Es como decirle a la mayoría de la gente: ved, mirad  cuánto viajo, lo bien que me lo paso. Y en el periodismo de viajes ese fenómeno se ha extendido durante los últimos años, creando una extraña simbiosis con los blogs de viajes. Como si que lo importase fuese la cantidad de viajes y noticias relacionadas, no la calidad.  Con las debidas excepciones, claro. Hay periodistas que a pesar de la continuidad consiguen cierto equilibrio.
  Alguien puede argumentar: eso más que vergüenza ajena es envidia, Ramón. Puede, pero si me atrevo a escribir sobre ello es porque lo veo de manera distinta y me apetece expresarlo.
  Hay periodistas viajeros que hacen de su trabajo una postal, una vida en posts; otros publican de vez en cuando;  sus reportajes  no son el reflejo del día a día.  
  Los hay que transitan por el camino  medio. Todas las opciones son respetables
  Yo prefiero cierta discreción, cierta moderación. Un poco a la usanza de las revistas en papel. Puedo estar en Galicia y publicar un reportaje de Zanzíbar. Al lector le interesa informarse sobre Zanzíbar. No debería interesarle saber si estoy ahora en Zanzíbar o cuánto tiempo hace que estuve allí. Pero ese, el de la información y el tipo de reportaje es otro tema del hablaremos en una próxima ocasión.
  Para concluir y para que se me entienda lo mejor posible. La utilización que hago de las redes sociales no es para mostrar mi vida, sino para mostrar mi trabajo. Y para ello me niego, salvo en contadas ocasiones, como puede ser por ejemplo la presentación de un libro y otras actividades de este tipo, a la inmediatez que ponen a nuestro alcance las redes sociales.