Un día en Rotterdam

A principios de la II Guerra Mundial, la ciudad de Rotterdam fue bombardeada por los nazis hasta la extenuación. Tan solo cuatro edificios del centro quedaron en pie: el ayuntamiento, el edificio de correos, la torre White Huis y la iglesia de San Lorenzo. Al terminar la contienda, la ciudad renació de entre sus cenizas y lo hizo con la intención de construir  un nuevo modelo, muy distinto a la ciudad antigua. Quizás no inmediatamente, pero a partir de los años cincuenta hubo un movimiento generalizado para convertirla en la ciudad referencia y en el centro de negocios de la sociedad holandesa. La actividad portuaria, se desplazó hacia el oeste, en la desembocadura del río Maas y la ciudad  adquirió su nueva fisonomía.

    Hoy en día una visita a Rotterdam debería empezar por el centro donde junto a la iglesia de San Lorenzo se encuentran sus edificios más emblemáticos: las Cube Houses, obra del arquitecto Piet Blom, la recién remodelada Estación Central y  sobre todo el nuevo mercado, De Markthal, el primer mercado cubierto de Holanda, obra del estudio de arquitectura MVRDV y del arquitecto Winy Maas, un edificio singular que ha transformado el centro de la ciudad. 

    Muy cerca de aquí está zona de tiendas de  la calle Lijnbaan que cuando se inauguró a principios de la década de los 50 fue la primera calle peatonal de tiendas de Europa. Un espacio en el que posteriormente se inspiraron la mayoría de centros comerciales. No lejos de aquí la calle White de Withstraat es el lugar de bares y restaurantes, punto de encuentro de los más jóvenes. 

   La zona de Oude Haven donde se encuentra la White Huis, en su tiempo considerado el primer rascacielos europeo, y una visita a la torre Euromast son otras dos posibilidades a tener en cuenta, si se quiere disfrutar de una vista privilegiada.


En la orilla sur del Maas

La antigua zona portuaria también tiene algunos rincones que no hay que perderse por nada del mundo. Nuestra visita debería empezar por el viejo puerto de Delfshaven que también sobrevivió al bombardeo de 1940. Un lugar pintoresco, con antiguas casas alineadas a lo largo del río y con bares y restaurantes con sus correspondientes terrazas para aprovechar los días en que luce el sol. 

   Desde aquí podemos dirigirnos a la orilla sur del Maas, la zona portuaria que enlaza el norte con el sur de Rotterdam donde se ubica el hotel New York, el lugar desde el que partían los barcos de la Holland America Lijn con destino a América. Justo al lado encontramos el edificio De Rotterdam  diseñado por Rem Koolhaas y el  estudio OMA, tres torres conectadas entre sí con una superficie edificada de 160.000 m2  concebido como una ciudad vertical y edificado al lado de otro de los edificios singulares, la torre KPN de Enzo Piano y el puente Erasmus (Van Berkel & Bos), construcciones que han transformado el sky line del sur de la ciudad.

   Esta breve pincelada debería bastar para acercarse a descubrir una ciudad a la que se puede acceder en tren desde Ámsterdam en un trayecto (Inter City) de tan solo media hora. Si se piensa bien, Ámsterdam nos permite pasearnos entre canales y conocer la ciudad más bella emblemática de Holanda. Rotterdam, por el contrario,  es un lugar para los amantes de la arquitectura,  y, probablemente, una de las ciudades europeas con mayor proyección. 

   Si desea planificar un viaje a Rotterdam puede consultar la página web de  la Oficina de Turismo de Holanda.